La noche encubierta
Sentado y con mi condena colgada en mis ojos, miro a la noche pasar con su largo vestido de luminosas lentejuelas, es tal su escote que mi pensamiento le persigue y le acaricia su espalda desnuda, es una noche desvergonzada que camina con sus tacones de aguja, bordando con su caminar las horas de mi condena, es tan larga la noche y tan larga mi condena que se entrelazan en un romance prohibido, la despojo de sus vestiduras adulteras y la gozó con toda mi pasión escondida en la piel dormida de mi ser. Es mía… pero se escapa de mis brazos y ya a lo lejos sólo escucho el tic tac de sus tacones al atravesar mis oídos, despierto y se que es sólo un sueño y recuerdo las palabras de una amiga ¿Qué se le puede regalar a un poeta? ¡Regálame a la noche encubierta!
Smycke7
No hay comentarios.:
Publicar un comentario