Salsa de xoconostle
El calor era insoportable a la sombra, mis pasos se ahogaban por la ausencia del viento, el eco de mi corazón enmudecía a mi pensamiento, mis labios agrietados ansiaban beber cualquier cosa .Con una inclinación mis ojos se cerraron mirando a la nada, llenando mis ojos de un rojo que lastimaba, los cerré y apretándolos mire a lo lejos un enorme tapete de bolitas de un rojo inmenso, con gran alegría me fui acercando para descubrir unas grandes y repletas plantas de nopal, me acordé del sabor de su dulce fruto, ¿pero como alcanzarlas, si estaban en lo alto de mis posibilidades y sin ningún instrumento para bajarlas, la sed se había terminado desde hacia rato mi saliva y pegando mi lengua al silencio de mi desesperación, soltando mi cuerpo al desconsuelo, roce la dureza de una piedra y arrancándola de la tierra corrí furioso lanzándola hacia la nopalera, ansioso mire el recorrido de mi frustración plasmada en aquella piedra ,vi caer algo de entre las nopaleras y acercándome silenciosamente descubrí varias tunas aplastadas en el suelo caluroso, sin importarme su estado comencé a quitarles la áspera cubierta de espinas. El fruto rojo de la tuna era tan suave que se deshacía entre mi boca y mi paladar,-¡por poco y me descalabra señor- levantándome excesivamente la conocí…era la mujer mas bella que jamás había visto, su largo cabello le envolvía su rostro y ahí estaba parada frente a mi ,mirándome con sus conocidos ojos color café, su enojo inquisidor alborotaba mas su belleza, -disculpe mi intromisión señorita, pero tengo muchas horas sin beber agua y lo primero que encontré fue estos frutos y no teniendo manera de cortarlos se me hizo fácil arrojarles una piedra- ella recelosa me indagaba de arriba hacia abajo,-si usted gusta acompañarme le daré agua fresca. Caminando pensaba como había llegado ahí y el porque estaba en estas condiciones aunque en este momento eso no me preocupaba, llegamos a un lugar improvisado pero dispuesto para comer, ella la que nunca supe su nombre me ofreció agua y estaba tan fresca que de una sola absorbida calme mi sed .-¿quieres comer? – y la verdad yo no tenia hambre y no sentía haberla tenido. -¿Qué es eso que tienes ahí- - es salsa de xoconostle- -¿y como es eso, es decir como esta preparada- -sencillamente, pones los xoconostles a tostar en el fuego y luego los machacas junto con ajo, sal y venas de chile en el molcajete.-prueba es delicioso- extendiendo mis manos cogí una tortilla embarrada de salsa de xoconostle, su sabor era tan delicioso que me hizo recordar lo dulce de la vida pero su picante final me aferro a la realidad del saber que estaba comiendo de la mano de mi madre en mi sueño de la vida o de la muerte, para luego despertar sin recordar nada…
El calor era insoportable a la sombra, mis pasos se ahogaban por la ausencia del viento, el eco de mi corazón enmudecía a mi pensamiento, mis labios agrietados ansiaban beber cualquier cosa .Con una inclinación mis ojos se cerraron mirando a la nada, llenando mis ojos de un rojo que lastimaba, los cerré y apretándolos mire a lo lejos un enorme tapete de bolitas de un rojo inmenso, con gran alegría me fui acercando para descubrir unas grandes y repletas plantas de nopal, me acordé del sabor de su dulce fruto, ¿pero como alcanzarlas, si estaban en lo alto de mis posibilidades y sin ningún instrumento para bajarlas, la sed se había terminado desde hacia rato mi saliva y pegando mi lengua al silencio de mi desesperación, soltando mi cuerpo al desconsuelo, roce la dureza de una piedra y arrancándola de la tierra corrí furioso lanzándola hacia la nopalera, ansioso mire el recorrido de mi frustración plasmada en aquella piedra ,vi caer algo de entre las nopaleras y acercándome silenciosamente descubrí varias tunas aplastadas en el suelo caluroso, sin importarme su estado comencé a quitarles la áspera cubierta de espinas. El fruto rojo de la tuna era tan suave que se deshacía entre mi boca y mi paladar,-¡por poco y me descalabra señor- levantándome excesivamente la conocí…era la mujer mas bella que jamás había visto, su largo cabello le envolvía su rostro y ahí estaba parada frente a mi ,mirándome con sus conocidos ojos color café, su enojo inquisidor alborotaba mas su belleza, -disculpe mi intromisión señorita, pero tengo muchas horas sin beber agua y lo primero que encontré fue estos frutos y no teniendo manera de cortarlos se me hizo fácil arrojarles una piedra- ella recelosa me indagaba de arriba hacia abajo,-si usted gusta acompañarme le daré agua fresca. Caminando pensaba como había llegado ahí y el porque estaba en estas condiciones aunque en este momento eso no me preocupaba, llegamos a un lugar improvisado pero dispuesto para comer, ella la que nunca supe su nombre me ofreció agua y estaba tan fresca que de una sola absorbida calme mi sed .-¿quieres comer? – y la verdad yo no tenia hambre y no sentía haberla tenido. -¿Qué es eso que tienes ahí- - es salsa de xoconostle- -¿y como es eso, es decir como esta preparada- -sencillamente, pones los xoconostles a tostar en el fuego y luego los machacas junto con ajo, sal y venas de chile en el molcajete.-prueba es delicioso- extendiendo mis manos cogí una tortilla embarrada de salsa de xoconostle, su sabor era tan delicioso que me hizo recordar lo dulce de la vida pero su picante final me aferro a la realidad del saber que estaba comiendo de la mano de mi madre en mi sueño de la vida o de la muerte, para luego despertar sin recordar nada…
Extracto del libro de mi vida
smycke7
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